viernes, 25 de abril de 2008

Diálogos con Ernes 16 -principios 2004



Mar de Plata Argentina foto Esther



M: "He leído la Biblia y El Corán, pero no he retenido las citas en mi memoria, solo la idea genérica"
E: Bueno, aunque tú no lo creas, yo jamás leí entera la Biblia. Leí el Nuevo Testamento completo, a excepción del Apocalipsis.


M: "Nunca he leído autores que interpretaran las Sagradas Escrituras o cualquier otro culto, pues pienso que se debe beber en la fuente clara y asimilar por uno mismo las enseñanzas"
E: Hasta hace muy poco hubiera coincidido plenamente contigo. Pero cuando leí Introducción al Castillo Interior, tras haber hojeado el original, me di cuenta que convenía empezar por el volumen introductorio y después, llegado el caso, acudir a las palabras de la mismísima Santa Teresa.
M: "Pero me imagino que Santa Teresa en las interpretaciones a sus vivencias estará influenciada por las creencias y formas de pensar de la época, eso añadido a la escasez de autores y a lo extraordinario de sus escritos, amén de la gran proyección de la Iglesia , hacen que todo parezca muy iluminado, muy fuera de lo normal... solo al alcance de seres de extraordinaria rectitud o en estado de beatitud y santidad..."
E: No es así, sino todo lo contrario. Al leer el libro, yo llegué a la conclusión de que aquello que Dios había obrado en el alma de la santa, también estaba deseoso de obrarlo en mí (y en todos mis hermanos).

M: "Creo sinceramente que ésta es una situación en que todos y cada uno de nosotros estaremos cuando sea nuestro momento propicio"
E: Yo creo (humildemente) que Dios no le negaría a nadie su Gracia. Pero creo que muchos se niegan la oportunidad de tener un encuentro con su interioridad y con Dios.

M: "Cada civilización busca y encuentra su propia forma dentro del entorno y convierte la religión en una forma de respeto y convivencia social y se olvida un poco de profundizar en el alma..."
E: Es cierto que las religiones suelen manifestarse en una serie de normas que rigen la moral privada y la pública. Pero también es cierto que esta suele ser sólo la manifestación superficial, puesto que en cada corriente religiosa han existido tradiciones místicas de mayor o menor riqueza. El budismo zen, por ejemplo, procura la percepción de la propia naturaleza (diferente a la que nos brindan los sentidos y la razón); esto es vida mística y contemplativa.

M: "Lo que importa es que SOMOS y ESTAMOS porque Dios así nos ha querido, y hacia EL nos dirige. ESTAMOS EN EL, CON EL, HACIA EL. Y EL NOS CONOCE A CADA UNO DE NOSOTROS, NOS ACEPTA, Y NOS AMA COMO SOLO EL PUEDE AMAR"
E: Déjame citar, en este punto, las palabras de un sacerdote católico que también llegó a ser maestro zen:

"Sólo cuando ya no queda un yo como espacio en el cual Dios actúa, sólo
cuando Dios actúa puramente en sí mismo, podemos por fin recuperar nuestro
verdadero yo, que en términos de zen es 'no-yo' y en términos cristianos es
el Reino de Dios. El zen nos recuerda ... que el punto más elevado de
nuestro misticismo cristiano no se alcanza en la experiencia de que 'yo
conozco a Dios' o 'amo a Dios' -ni en ninguna experiencia yo-tú- sino en la
experiencia de que Dios vive en nosotros."
Bueno, la conversación sigue siendo interesante y profunda. Antes de terminar, te dejo unas preguntas:
¿Cómo se caracteriza una vida de profunda contemplación en las actividades cotidianas?
¿Toda esta interioridad queda confinada a las paredes del propio cuerpo?
¿Es algo que llena de regocijo y conocimiento al hombre y en eso se agota?

Te dejo .Un abrazo .Ernes

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