miércoles, 23 de mayo de 2012

No verás los ojos que esperas




Demasiado iguales para ceder. Demasiado orgullo para dar un primer paso.
Quedaba tiempo, mucho tiempo, y sería el tiempo el que propiciara el momento íntimo de las confidencias, de las confesiones, de los arrepentimientos... y tal vez de la manifestación del amor que se profesaban.
Entrañaba un peligro que se eludía por parte y parte... porque había preguntas, muchas preguntas, demasiados ¿Por qué...?
Muchos, muchos...¿Por qué?...¿Por qué?  Dolorosísimos ¿Por qué?
Una vida entera de lágrimas, de sentimientos de soledad y ausencia... de paria, de esfuerzos por ganar reconocimiento a golpes de meritaje ante ojos ciegos para lo que no amaban. Pero había tiempo, mucho tiempo...
...El tiempo se partió como un palillo triscado por un insensato en una décima de segundo durante una expresión de fastidio en los ojos hacia quién tampoco esperaba el golpe... y la última mirada no encerraba nada sino vacío.
Los por qué vuelan como oscuras moscas que deboran el corazón mientras la mente las espanta.
El autoanálisis fuerza  al sistema emocional a la aceptación comprensiva.
Y los arañazos cicatrizan en retorcidos surcos o se abren en fuentes sangrantes que se tragan donde nadie las vea.
Mientras los pulsos de la vida repican de un sístole a un diástole ¿ Por qué?

V.Nas

1 comentario:

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Ah, mi querida V. nas, me alegra leer de nuevo algo tuyo, entrar y ser la que quite ese cero pero es lo de menos.

Estás y es flor de mayos la palabra y más cuando dejas que ella llene el espacio humano para aprender lo que lleva dialogando con la experiencia, que puede acercar a ese 'percal' del que estamos hechos aunque no resolvamos los problemas de los "¿por qué?'' que se nos plantean. Lo importante es la lectura interior y el sentimiento que lleva el contexto que describe actitudes y situaciones de esta vida en que nos movemos y que por más tolerancia y comprensión que se tenga, nos rebasa; porque viene de los adentros y duele lo que nos llega inesperadamente de fuera; porque sucede alrededor, porque está entre tanta preguntas sin razón o lógica que nos hacemos buscando razones de sus causas; y porque no nos vale en muchos casos sólo "pasar página" como suele decirse y seguir como si tal cosa...Es que no es justo ni válido, porque ni siquiera se cuestiona la irresponsabilidad individual ante los resultados que se generan, se sufre y no parece hacer mella en la conciencia para reformar lo retorcido de cada cual. Es como si "aquí no pasa nada y eres quien ves las cosas de otra manera, que te lo tomas a la tremenda y que el mundo en el que estás es otro...". De esa forma se toma la vida con tal frivolidad que es como si no fuese parte de nuestras relaciones con los otros, con los demás, con esa piel humana de nuestros semejantes que se merece tanto respeto como la propia, tejido único de una misma trama que parece que nada va a suceder en cualquier momento cómo si fuésemos inmunes al dolor y estar exentos de lo daños físicos y morales, porque deben sufrir otros y no quienes los proporcionan, pero nos han roto.

No, el tiempo y la vida no es la misma para todos, claro, pero sí hay que estar alerta de lo que puede modificar la existencia porque de ello se aprende, tanto si somos sensatos como si perdemos el norte de lo que es justo o no, indistintamente para ambas partes; si erramos en ese camino alguien va a perder más en su futuro, porque no ha servido de nada lo aprendido que ha alterado a otras vidas o, a una sola, al rechazarse la responsabilidad. Siempre habrá un sacrificado al que se le vendrá el mundo encima, porque le han hecho cambiar sus esquemas y su inseguridad ante los elementos exteriores es total.- Entonces, porqué quejarse -también me he preguntado en los últimos tiempos- , si la lección de lo que se huía te lleva de las orejas al rincón más sórdido de la existencia y nos modifica muchas cosas, incluso acaba por romper nuestra salud, mermar nuestra defensas lanzándonos cuesta abajo sin poder parar a tiempo, porque lo malo y ajeno a nosotros mismos, pues hay siempre un elemento que no forma parte de nuestro camino y es el que se transforma en piedra para un tropiezo y nos afectará porque no avisa y nos coge desprevenidos el mal. Recuerdo un poema tuyo que reza: "Quién esta seguro"...
Es muy doloroso asumir responsabilidades, pero a veces, incluso, los que se inhiben de las suyas no agregan nada bueno para que nos sintamos compensados, porque no se asume todo lo que causan, han aprendido a soltarse del temor a Dios y sus semejantes ¡y no hemos sido nosotros quienes les dimos el mal ejemplo!
Queda el dolor de toda pregunta que para nada puede calmar una mirada que se hace diferente e indiferente, incluso, al amor, que aún no es capaz de respondernos esos '¿por qué?' que nos hacemos. Te entiendo, porque a ciertas edades de jóvenes y viejos el debate no tiene respuestas válidas y no sé si pensar que en toda época ha pasado más de lo mismo, pero no en la mía ni en la tuya, seguro, la obediencia y el respeto a los mayores como a mis semejantes era parte de un cada día.

Mi abrazo.

Siempre, Elisa