miércoles, 30 de junio de 2010

De lo que nadie quiere hablar- Testimonio


De lo que nadie quiere hablar – Un testimonio.



Nací dentro de una familia con una pequeña empresa. A lo largo de 60 años desde mis abuelos esa empresita había ido creciendo hasta el punto de convertirse en el medio de subsistencia de 12 familias. Se respiraba respeto , productividad y confianza. Muchos de aquellos colaboradores se instalaron por su cuenta y montaron sus propias empresas del mismo ramo, con el apoyo y la simpatía de todos.
Llegó la hora de los hijos y la empresa creció aun más llegando a vivir de ella 22 familias, pero lo que primaba eran las horas del convenio y el tratar de entrar por la puerta y salir lo menos cansados posible con un par de horas extras. Desapareció el respeto ¿ No pretenderá que nos esforcemos tanto como usted? la empresa es suya. Eran argumentos que se atrevían a decir en voz alta como razonamientos de peso.
Contemplé como mi padre trabajaba para todos los zánganos acogidos a un contrato fijo y muchos años de antigüedad ,imposibles de liquidar. Vi como se convertía en el esclavo de sus obreros, quedándose hasta 18 y 20 horas trabajando y esclavizaba a sus hijos para poder pagar los sueldos ; mientras ellos planificaban cual sería el periodo vacacional que escogerían y cual el mes de baja correspondiente a cada año. Observé como planificaban no trabajar más allá de los 56 años ( de aquella se podían jubilar a los 60) sacando bajas alternativas hasta los 60 años.
En el transcurso de los años la empresa dejo de dar beneficios y al mismo tiempo los trabajadores más serios e implicados se fueron jubilando. No pudieron reponerse esos puestos de trabajo. Desde 1990 en adelante la economía no hizo mas que caer… la tradicción, de la empresa, sentida como un miembro del cuerpo, y los 16 que aun vivían de ella exigía luchar por su conservación y me implique como tercera generación en sostener aquel proyecto de vida. Prefiero no relatar las vivencias que me han tocado… me hice el firme propósito de que mis hijos jamás pasarían por eso…
He contemplado como se frenaban los rendimientos de los que entraban con ganas – Aquí las cosas con mas calma , a ver si vas tu ahora a venir a macar los ritmos- He visto de que manera todo el mundo se acomoda , sin discutir la amoralidad de aquel comportamiento ¡Estupendo!
He visto como se me lamia el culo hasta chorrear las babas y se me clavaban los puñales por la espalda …
Jamás he sentido decir ¡Oye el que nos paga , es para que le realicemos el trabajo , no para que nos lo haga él a nosotros!
Conseguí que mis hijos trabajaran para terceros – Vosotros sois vuestro mejor patrimonio , darlo todo por el propósito de quien os contrata , y nunca os faltara trabajo ; No sereís ciudadanos de quinta por ser hijos del “empresario” sin derecho a paro y percepciones ; Y no tendréis que responder mas que por vuestra propia persona ante Dios y el mundo; Podréis ser felices y dormir por las noches; y no os escupirán en la mano con la que deis de comer.
Hoy la empresa se sostiene con bajas de más de un año por parte de los empleados , bajas cuando hay mucho trabajo y llega el momento de dar el callo , y amenazas de bajas de aquellos que han llegado a los sesenta años con un cambio de reglamentación ,que les ha roto los esquemas y jubila a los 67. Todo el mundo está enfermísimo y se tiene que quedar en casa , menos mis hermanos y yo que nos mantenemos al pie del cañón sin percepciones, porque ya han pasado los carros por encima de los bueyes hasta un punto , en el que la desvergüenza , los derechos y la falta de deberes es el pan nuestro de cada día.
Les ha entrado prisa por conseguir un despido , pero lo quieren improcedente, ya lo tienen calculado a 45 días por año, por ese motivo se atreven a insultarte y faltarte al respeto cuando están solos y no hay testigos y después te dicen con sorna ¡¡¡Écheme!!! Y yo, que he crecido al mismo tiempo que muchos, viéndolos como parte de mi realidad diaria , sencillamente me quedo sin palabras. A veces siento el impulso de buscarles la vuelta , después veo que seria seguirles el juego. Es cierto que nunca hemos sabido ser “empresarios” solo somos trabajadores que han necesitado de colaboradores que se convirtieron en inmensas piedras al hombro. Pero la realidad es que el mayor entramado laboral de nuestro país son personas como nosotros con el negocio minorista en la esquina , sin grandes márgenes comerciales y con la necesidad de muchos pocos para alcanzar un “algo”; con todo el tiempo para trabajar y muy poco para luchar contra el sistema.
La realidad de la realidad es que la mayor de las decepciones adorna mi vida , en lo referente a facilitar trabajo, a costa de todo lo que tienes y ha sido patrimonio desde tus abuelos, a aquellos que un día entran por la puerta de tu casa ofreciendo el oro y el moro por un puesto que juran y convencen de que esta hecho a su medida …y después se agarran como garrapatas sin hacer nada.
Ser “empresario” en los tiempos que corren es de retrasados mentales , si lo que pretendes es ser persona y no un perro de presa con un látigo. Cuanto mejor te portas y mas te esfuerzas , más normal encuentran que seas tu quien se esfuerza y no ellos . Hasta el punto de que ya es preferible llevarles el sueldo a casa sin que se presenten a trabajar , aún sabiendo que nos están estafando a todos; a la empresa y al país… al menos no te crean mal cuerpo.
Pero ahora las cosas se hunden, cada calle tiene más pequeños negocios cerrados. Vamos directos a la quiebra y se ponen nubes que opaquen la claridad de la gravedad en que vivimos , casi sin futuro. Se suben los impuestos, las energías primarias para poder funcionar; pero no se pueden subir los precios porque no existe poder adquisitivo- Sencillamente la puntilla-
Si se contabiliza cuántos empleados tienen las empresas millonarias y cuántos tienen las empresitas que desaparecen , esas que se cogen con dientes y uñas a las paredes antes de tener que cerrar la puerta porque la empresita es algo más que números, es la única forma de vida conocida ; se verá que el auténtico sostén de la sociedad son estas hormiguitas a las que en este momento se les está destruyendo el hormiguero

2 comentarios:

Celia Álvarez Fresno dijo...

Querida amiga.
Has escrito un testimonio de una situación lamentable; pero es la realidad.
Te admiro porque tú fuerza es capaz de hacer reflotar una piedra...
Un beso muy grande.

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

A pesar de dar a conocer una realidad difícil, llena de injustos resultados que atan la existencia a situaciones que no se esperan, bien por las leyes que hacen los hombres o bien por esos momentos en que se relaja la vida, dejando en el aire promesas u obligaciones que recogen otros de forma injusta. La realidad es lo que es y eso como no se sabe, la juzgan otros como les parece, no como realmente es para quien lo pasa mal.
Pienso que la vida es siempre lo que nos dan como regalo a pesar de cuidar sus resultados, aunque sean ajenos a nuestros deseos. Pues su destino es estar delante de nosotros enseñando una lección más, aunque sea la de humildad diaria, sirviéndonos en momentos precisos por cualquier vía, pero sin dar a conocer cuándo, quién o cómo lo hace. Pero algo en ello seguro que has podido constatar. Sólo somos unos invitados a este banquete donde las migas, también nos la sirven en un plato y, donde son más los que se las disputan cuando caen al suelo.
Valorar el sufrimiento real, no lo esperes, salvo de quienes saben la labor hecha y el esfuerzo que acapara un tiempo, que bien podría generar lo que que vale en oro por lo que en salud se deja. Eso nadie lo devuelve. Queda el consuelo de haber sido fiel a los principios, a un estilo espiritual y físico de sentir y hacer las cosas. Queda el honor de haber cumplido y de haber agotado todo recurso por un bien propio o común. Queda el Amor de quienes lo ven y saben que se necesita una palabra de estímulo, un reconocimiento y de vez en cuando una sonrisa agradecida. Queda, ser feliz con las migajas si no hay más que recibir. Pero Dios está presente y eso no lo debes olvidar. Observa el aguante y los valores de esa fuerza centrífuga que a veces desfallece, pero está para cumplir con el deber.

Rani.