martes, 23 de septiembre de 2014

Los justicieros.-The redeemers.




 

  Me asombran esas personas que van por la vida aplicando la “normativa” al tiempo que apisonan con ella a otras que según su criterio la incumplen, personales criterios de apreciación o de semántica. Son muchos los que se atreven a ir por la vida diciéndoles a los demás cómo aplicarse normas que así mismos no se aplican; como se solía decir antiguamente ”Lo ancho para mí y lo estrecho para ti”
Me refiero a los que en un día lluvioso por una acera estrecha se cruzan con otro viandante que poco más se tiene que tirar sobre los automóviles aparcados porque ni se aparta ni hace amago de hacerlo él y su paraguas; o los protegidos con paraguas que se pegan a la pared por quedar a su derecha mientras que el que viene resguardado  solo  por el alero debe salir y mojarse sin que le cedan el paso; o aquel otro que mientras cae lluvia torrencial va en su coche cómodamente sin respetar pasos de cebra donde peatones se empapan, o no evita un  charco aminorando la velocidad salpicando a los peatones que esperan para cruzar; el que llega a un establecimiento con parquing y exige que se retire el coche de otro para poner el suyo; o aquel  que entra en el establecimiento a tomarse un café y leerse todos los periódicos ocupando una mesa durante tres horas por 1,10€ - los 6,00€ de los periódicos que no ha comprado, es decir por -4,90€ mientras su niño de 30 meses ha traído de cabeza a todos los empleados para que no se rompiera la suya, mientras molestaba al resto de los clientes. Aquellos que tildan un alojamiento de falta de limpieza porque no se les recoge las compresas y los condones del suelo o no se les limpian y recogen sus juguetes sexuales de encima de la cama; o los que limpian los zapatos a las colchas; o los que roban las toallas y las mil fechorías que todos intuimos que se hacen en estos establecimientos. Aquellos que critican el buen hacer de los demás  y en ningún momento se ponen en el lugar del otro, porque si bien entienden que les ampara la razón cuando exigen  no  ven  las limitaciones de sus propias exigencias que verían muy diferentemente si ellos tuvieran que sufrirlas…
En cuántas de estas situaciones u otras parecidas nos hemos visto alguna vez; tal vez se me hayan ocurrido solo estos ejemplos porque hoy llueve y he presenciado una gran injusticia en una cafetería, en el que un humano semidios  humilló a quién le prestaba el servicio por interpretar que le había tuteado mientras se evidenciaba que el correcto camarero no hablaba bien el español… y un tome Sr, lo expresó- toma Sr.
Que es lo que está pasando, pasamos por la vida sin mirar al que nos acompaña o viendo solo lo que queremos ver,  hemos perdido el  pundonor . Hoy se toman actitudes,  que hace años eran impensables y  que resultan tan vergonzantes como entonces, sin la menor vergüenza. El ego tiene una dimensión desmedida  esperando que cualquier otro esté por debajo. El resultado  asemeja  ser pasos hacia  atrás en un tiempo en que solo deberían ser hacia adelante, y los extremos cada vez están más distantes mientras los puentes que los unen parecen derrumbados, ya apenas se vislumbra el término medio, el sentido de la medida.
V.Nas

 






2 comentarios:

Luis dijo...

Tienes mucha razón, yo y mi nieta pequeña fuimos víctimas de una señora que circulaba por su derecha. Yo creo que los derechos dominan a la educación y eso, no es nada bueno.

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Es parte del sucio realismo en una sociedad que no ha sidi educada, para saber, qué es lo moralmente correcto en todos los casos que se le presentan y cree, que es el otro el que lo hace mal.