jueves, 27 de mayo de 2010

Generaciones



Foto de V.Nas

Estoy dolorosamente aprendiendo algo. Nadie puede programarse para ser lo que otro espera y necesita.
Durante toda mi vida me he mentalizado para ser la madre ,que no había tenido, para mis hijos.
He deseado ser, ese ser abierto que siempre estuviera con un SÍ, sin dejar de ser él mismo, para sus necesidades .
Hoy me doy cuenta de que mi Sí les es válido a su conveniencia, pero el resto de mis criterios censurables por no ser los suyos.
La situación me lleva a analizar mi propia relación con mi madre, en la que nunca creí encontrar la progenitora deseada.
Y me cuestiono toda la realidad de la vivencia con los ancestros, que se consideran con derecho a decirte lo que opinan sobre lo que se debería o no según sus parámetros llenos de la mejor intención, pero alejados de los propios criterios.

V.Nas

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. Un beso amiga. Nos vemos en breve

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Anoche tuve un sueño hermoso con lo amado y, cuando digo amado me refiero a aquello por lo cual he sentido un sentimiento especial, rayano en lo profundo de esta identidad humana que razona desde los sentimientos, y ellos desde su propia naturaleza espiritual a través de ese magnífico receptor que es la química de nuestro cuerpo... ¡Menuda antena conecta con el resto del cosmos! somos como pequeñas emisoras, chips en este macro espacio apartando poco a poco las capas de este cascarón que nos resuelve..., que esconde nuestra realidad; como granitos de una semilla que va emergiendo a la verdadera Luz. ¡Pero qué maravilloso sentirse así!
Decía, que soñé dentro de otro sueño en el cual me despertaba para sentir que mi madre estaba a mi lado cuidando de mí. Y, ella, al ver que tenía un sueño inquieto, hacía que sintiera su afecto, y acostada al contrario en otro lecho cercano, alargaba sus brazos y me acariciaba las piernas para que me tranquilizara, para que supiese que a su lado estaba segura, que me cuidaba. Así lo interpreté. Me desperté de nuevo a este mundo real ya siendo de madrugada. Y al despertarme sentí maullar al último gato que tuve. Le sentí saltar a mi lecho y acurrucarse a mis pies, como cuando estaba vivo. No tuve miedo porque el amor cómplice no da ningún temor. Hay claridad interior, dulzura, un sentimiento especial de emoción o enorme satisfacción, conección espiritual. Esta mañana al abrir la puerta de la cocina habían florecido los hibiscus fucsia, ¡una belleza, tres flores juntas y más botones a punto de abrir! Y eran sus flores, ella le gustaba esa maceta y se emocionaba al ver cómo florecían. Hoy, he pensado mucho en mis hijos y tú estabas allí en mis pensamientos. Eras como ellos, como un hibiscus florecido y he rozado ligeramente los pétalos con mis labios. Creo que mañana tengo más flores para emocionarme. Te quiero.
¿Sabes? Es así la vida. Me gusta que otros sientan que les amo, por eso les digo lo que pienso. ¡Es que nos podemos ir físicamente sin decirles nada, hay que decirle todos los días que les queremos!

Una rana Azul

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

No sé dónde está todo y sí sé donde se reúne ese Todo cuando se siente en un solo lugar de la existencia.

Hoy he venido de visita porque veo que escribo y medito muchas cosas pero no contribuyo a que otros se sientan bien por lo que hacen ... Me refiero a comentar a los que me comentan. Son pocos pero fieles y demasiados los que sólo pasan y leen lo que desean.
Hablo no sólo de los que tengo cerca y me aprecian y reconocen mis pinitos en estos medios de la afición, sino, de los que me aman por ser mi familia; los que por alguna razón están también lejos o más cerca y me aman pero mutuamente nos tenemos en el corazón. Y estos otros del mundo de las comunicaciones que me rodean, pero siendo así también me regalan su cariño comprensión, amistad desinteresada, voluntad y un ratito de su tiempo, opinan y estimulan el ego; sí, no podemos negar que nos hace falta sentir que lo que hacemos sirve para algo más que no sea rellenar un espacio si se hace de corazón, aunque lo aliente la afición de escribir, pero no por escribir de forma compulsiva y sí sintiendo y deseando expresar lo que se siente; porque debe impulsarlo un montón de inquietudes y sentimientos que suelen hallarse en el mismo concierto de coincidencias que se relacionan, con cómo nos sentimos, somos y lo que ese mundo interior y exterior nos enseña; el segundo nos rebela constantemente otro tipo de intereses que, en ocasiones nos parecen una necesidad para expresarnos si podemos dominar el tema, pero cuando se trata de lo que sentimos dentro ya es diferente, pues el tema que sale del corazón no tiene dominio, es lo que es, como un latido que sólo sentimos nosotros o si acaso quien realmente puede saber de ese impulso especial. Ignorarlo es como no sentirnos hijos de la misma piel.

Yo siempre tiro un poco de las alas de "El Espíritu Santo" y me quedo con alguna pluma, un día tendré suficientes como para conseguir la almohada para mi descanso espiritual y bien mullida, pluma a pluma..., pero mientras habré ganado en altura por saltar hasta donde se rebela su luz... De esto se trata mi querida V. nas, de acariciar el corazón de las cosas aunque estas lo tengan de piedra. Y yo, que tengo la suerte de conocerte, ahondo en el alma que llevas y sé de las que no podemos tolerar cuando la razón se viste de sensata cordura y nos mira directamente a los ojos. No, no te doblegues en tu interior pero sí has de tu exterior lo que quiso Cristo darle de coraje a su cuerpo hasta el último suspiro, sin cambiar su entereza y lo que pensaba, porque sé que el resultado de ser como eres ya les ha marcado con Amor a todos y eso, es lo que aún no han entendido. Soy madre y conozco esas experiencias tal como las cuentas, llegan por etapas y luego, el tiempo las hace diferentes. Es la experiencia quien te habla. Un poco de más vinagre para la sed es conveniente cuando se sabe de los recursos y del Agua de las fuentes. Dios sabe perfectamente del aguante de cada uno de sus hijos y de lo que deben aprender unos y otros. ¡Venga, arriba ese ánimo!
T. q.

Una rana de charca.