miércoles, 24 de noviembre de 2010

Ganarás el pan con el sudor de tu frente



Y el hombre tuvo que coger el arado y la  azada, y trabajar la tierra de sol a sol para obtener sus frutos.
El trabajo era duro, y los elementos inclementes, por lo que los frutos eran escasos. Hubo quien no cejó en el esfuerzo rompiéndose el lomo para una frugal comida diaria; y hubo quién tiró la azada y el arado y salió a buscar fortuna.
El segundo siempre llegaba  a un lugar en el que el primero ya había limpiado, saneado, aireado y sembrado una parcela de tierra de la que se ocupaba en el mantenimiento; más terreno ya no sería posible de atender…
-         Bella parcela la que cuidas labrador
-         Con gran sudor y esfuerzo caminante
-         Podría  ayudarte por un diezmo labrador
-         Esto no da para dos caminante
-         Entre ambos podríamos aumentar un poco la parcela  para sacar mayor beneficio y aún así el trabajo repartido sería menos y la cosecha más grande
La propuesta parecía buena.
-         Hagámoslo pues caminante.
En un principio la  asociación  funcionaba, hasta que el labrador selló un acuerdo con  su ayudante. Poco a poco se vio realizando él  el trabajo que antes hacía el allegado, que relajaba cada día más su esfuerzo; pero reclamaba puntualmente el diezmo de su acuerdo.
Viendo el labrador,  que ya tenía que poner todo el esfuerzo para sostener una parcela demasiado grande a la que solo no le podía sacar rendimiento; y se encontraba en la situación inicial, pero con la obligación de darle un diezmo al holgazán que le había engañado. Pasado un tiempo el labrador y su ayudante se enfrentaron, y su relación se rompió dejando seriamente dañada la  vida del labrador.
Cuando otros caminantes se presentaban por la zona ofreciendo sus servicios, los aldeanos ya habían puesto sus barbas  a  remojar
-         Busca tu propia parcela caminante
-         No hay más que pedregales granjero
-         Pues quita las piedras, límpialo, sanéalo, abónalo, siembra y cuida tu siembra hasta que recojas tu cosecha… eso es   lo que llevamos hecho nosotros hasta hoy… y después recoge a un caminante que llegue a tu puerta, para que se lleve el fruto de tu esfuerzo.

V.Nas

1 comentario:

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Estupendo relato que deja ver perfectamente lo que está pasando a muchos pequeños empresarios, que se ven acosados por las deudas y por los haraganes de siempre, los que jamás han dado un golpe en su vida, pero mimados por los sindicatos que dicen "favorecer a los honestos empresarios", pero no se adentran en el esfuerzo de cada familia para sacar su empresa a flote. Sólo saben que el empresario debe cumplir con los convenios, pero no que el trabajador haga de ellos lo que le dé la gana, aprovechando las fisuras de la Ley que le favorece. Y el honesto patrón, confiando el rendimiento de su empresa a un sinvergüenza, que mientras todo le sea fácil y pueda sacarle al puesto su tajada, hará todo lo que pueda permitirle la ley por dañar a aquél que en su momento, confió en su buena gestión, amistad o colaboración. Y lo que con tanto esfuerzo esperó conseguir y cosechar para los suyos, quedará en manos de empleados ladrones, mentirosos, haraganes e infieles; como abogados corruptos y leyes que sólo favorecen a esta clase obrera que no construye para arrimar el hombro y sacar adelante una empresa, pero sí para llevarse todo lo que puede al menor descuido y sin esfuerzo.
¿Hasta cuando va a pasar esto en la España democrática? Muchas empresas están quebrando por culpa de unas leyes que no contemplan, realidades visibles en el esfuerzo de familias honestas de empresarios.

Un saludo mi querida amiga.

Elisa