lunes, 27 de septiembre de 2010

El Paraiso – Parque Nacional de Redes








Hoy quiero compartir con todos aquellos que me leen una maravilla que sobrecoge y de la que se sale pletórico de fuerza y poderosa energía de la naturaleza.
No pretendo solo contar sino mostrar el lugar del que os voy a hablar, por eso será también un reportaje fotográfico.







En este lugar no se puede poner ni un ladrillo nuevo, pero muchas de estas cabañas que en la antigüedad eran refugio y cobijo para sus ancestros con sus animales, han sido restauradas y conservadas por los herederos , mientras otras se han convertido en ruinas.

Este es el camino que conduce a la zona en la que se encuentran dispersas unas cuantas ; en una de ellas tuve la fortuna de poder quedarme yo. Se conserva tal y como fue construida en sus tiempos.

A los pies de su asentamiento este es el paisaje, por encima de ella ,

este otro




Y entre ambos arriba y abajo se pasean los ciervos y sus manadas, “rebecos” que los llamamos los asturianos. Estamos en la época de apareamiento y los machos jóvenes desafían a los dominantes berreando o peleando. “La berrea” se escucha como al alcance de las manos , a la altura de nuestras cabezas mientras dormimos o paseamos, y de cuando en vez se sienten restañar las cornamentas en su choque; pero lo más normal, al menos en estos días, es que “todo se quede en palabras”; el macho dominante en este momento debe de ser muy convincente.


No he conseguido verlos en esas circunstancias, pero sí se me cruzaron en el camino para desaparecer detrás de una cabaña más alta.


Si os fijáis bien en estas dos fotos y las aumentáis podréis verlos; era una manada de nueve, pero para cuando quise reaccionar y preparar la máquina fotográfica , ya los tenía muy lejos.
El paisaje y los anexos a los accesos quitan el aliento. Está lleno de avellanos, plagado, también hay castaños y otros importantes e imponentes árboles que no sé reconocer, pequeñas flores silvestres , helechos, lirones que en ocasiones se introducen en las cabañas y jabalíes que gracias a Dios no me he encontrado...






De vez en cuando hoy descarga una nube y es una sensación placentera sentir como te empapas mientras paseas por estos parajes sin paraguas  




con la única protección de un chubasquero

Las vacas nos observan con curiosidad , mientras nosotros tratamos de volver a avistar los ciervos… que allá abajo en la explanada pastan tranquilamente mientras se mojan, esta vez son dos y se encuentran realmente lejos.


Contemplé la danza de apareamiento de las mariposas. La niebla subiendo ,bajando y asomando entre montañas como veladas cortinas El vuelo del águila. Escuché un sin fin de sonidos en el silencio. Y me sentí tan afortunada de estar allí integrada, en una naturaleza sin tiempo en la que el día se escapaba como un suspiro al compás de las broncas y guturales berreas.

Texto y fotografías de V.Nas











































1 comentario:

A. Elisa Lattke Valencia dijo...

Hola mi querida amiga, paso de nuevo atraída por lo que he dejado también en mi blog, sobre esta aportación y bella experiencia en contacto con la naturaleza; pero sintiéndola desde lo más profundo del ser por lo que significa. Es una suerte que aún se mantenga inalterables ciertos sitios de nuestra querida España. Porque en unos cuantos los responsables autonómicos han hecho lo que les da la gana con estos refugios maravillosos, como lo han hecho en las coastas. No se les puede perdonar a ninguno lo que han destrozado, siendo patrimonio de todos y, encima nuestros nietos ya no podrán ver lo mismo, porque no es cosa del progreso, es cosa de su mala gestión por la parte económica que es la que les ha interesado cuando gobiernan, que lo que realmente necesita la zona para no alterar ni un palmo de su suelo. he tenido hace poco una experiencia parecida allí donde se junta Castilla León con La Rioja baja y se puede admirar y agradecer lo que pone la Creación en nuestras manos.

Un abrazo. Elisa